martes, 15 de enero de 2008


Mi breve pero divertidísimo período surrealista dio como resultado algunas de las pinturas más tontas de mi vida. Me divertí como un cerdo, eso sí. Jugar al artista incomprendido está bueno, siempre y cuando sea un juego y no una excusa para jorobar a los demás con tus neurosis. Genios hay muy pocos. No todos pueden estar diciendo la verdad.

No hay comentarios: